22 octubre 2023

Empujón mortal

La noche del 28 de noviembre de 1981, el matrimonio formado por los actores Robert Wagner y Natalie Wood estuvieron cenando y bebiendo con el también actor y amigo Christopher Walken en un restaurante de Isla Catalina (República Dominicana). De ahí salieron para subir al yate “Splendour” (llamado así en homenaje a la película “Esplendor en la yerba”) y zarpar para seguir navegando por los alrededores de la isla tal como habían hecho en días anteriores. Horas después, llamaban a la policía diciendo que faltaba uno de los tres pasajeros del yate: Natalie Wood.
 
Tras la búsqueda en el mar, se encontró el cuerpo ahogado de la actriz y un bote de salvamento del yate. La policía tomó declaraciones a los dos tripulantes y finalmente dictaminó “ahogamiento por accidente”. Pero ¿qué había pasado?
 
En primer lugar hay que descartar que la actriz cogiese el bote salvavidas y se echase con él al mar, en plena noche y sabiendo –como sabían todos- que desde muy joven le tenía pánico al mar. Cualquier persona a la que le da miedo el mar, no se sube sola a una lancha en mitad de la noche y de la negrura del mar, lejos de la costa, por muy borracha que estuviese.
 
Testigos de un barco cercano relataron después que había oído gritos y petición de auxilio, pero que no hicieron nada porque pensaron que no era nada importante, sino una juerga que se corría a bordo de aquél yate.
 
Las versiones de Robert Wagner y Christopher Walken cambiaron varias veces y nunca fueron coincidentes. Se habló de discusión, de celos, de que ella habían optado por marcharse sola sin decir nada a nadie en esa lancha, de que si había  alguna relación amorosa entre Natalie y Christopher, de que hubo una pelea a bordo, de que se había caído o la habían empujado y no quisieron socorrerla, etc. En realidad, cada vez que les tomaban declaración cambiaban algo en su relato. Lo único que quedaba claro era que el cuerpo de la actriz había perecido ahogado y que tenía marcas en la piel que podían coincidir con las de una pelea.
 
En 2011 se reabrió el caso y tras nuevos cambios en las declaraciones, la policía no pudo resolver el misterio y optó por lo más fácil: Si antes había puesto como causa del fallecimiento “ahogamiento accidental” ahora lo cambiaron por “ahogamiento y otros factores por determinar”. ¡Toma, así acierta cualquiera! Es igual que cuando los médicos ponen como causa de la muerte “parada cardiorrespiratoria” sin aclarar el por qué (¡como si se pudiese vivir sin respirar y sin latir el corazón!).
 
Nunca se ha sabido cómo ni por qué cayó al mar y se ahogó, como nunca se ha sabido si realmente se cayó o la empujaron, como igualmente nunca se ha sabido si alguno de ellos se negó a auxiliarla. Tanto misterio ha habido en torno a esta muerte que hace tan solo tres años (en marzo de 2020) la hermana de Natalie Wood acusó a Robert Wagner de ser el causante de la muerte.
 
Pero lo más curioso es que, de ser cierto esto último, no hubiera sido la primera vez que Robert Wagner empuja hacia el abismo a una mujer para matarla, ya que en el año 1956 empujó deliberadamente a Joanne Woodward desde lo alto de un edificio… claro que en este caso se trataba de una película (“Un beso antes de morir”). Ficción o no, accidente o no, es algo que nunca sabremos.
 

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